Campos de alas en primavera

Cuando llega la primavera, allí donde las nieves deshielan, se cubren los campos de un manto verde. Y en las orillas, amapolas.

Y pasadas tres curvas, bajo el puente, corre el agua del río. Y siguiendo el río, cascadas, cascadas, más río, y más río, y luego, girasoles.

Y si andas por detrás de los campos, pasando la arboleda, hay un riachuelo, lleno de piedras de cantos rodados y con el agua muy fría.

Las vacas pastan a la derecha. Y a la izquierda están los campos de manzanos. Manzanas rojas que se recogerán en septiembre. Una a una se recolectarán y se guardarán en cajas viejas de madera, hechas con listones y clavos, y en cajas nuevas, de las de plástico negro. Y cada vez que se llene una caja, se amontonará sobre otra, para llevarlas de tres en tres, en una carretilla, hasta el remolque. Y merendaremos y no marcharemos hasta que se ponga el sol y empiece a oscurecer; para subir al remolque, y volvernos.

Cuando llegue el frío, tenderemos la ropa bajo techo y cortaremos leños. Para subirlos, por la escalera de madera, arriba, y guardarlos para el invierno.

Cuando por las mañanas hiele, con el frío, saldrá humo de nuestras bocas, y veremos correr a los gatos detrás de los ratones.

Cuando nieve, todo quedará blanco. La calle blanca, los campos blancos, las ramas secas de los árboles, marrones, y por encima con un grueso de nieve blanco. Sólo se verán las pisadas sobre la nieve. Se oirá la calma. El cielo, blanco. Y se verá salir el humo de las chimeneas.

El calor del fuego servirá para hacer la comida y para calentarse junto al televisor, o junto a la radio, cuando se vaya la corriente eléctrica.

Y para cuando nos demos cuenta, habrá vuelto la primavera. Y estaremos ansiosos de subir por el camino, que lleva detrás de las casas, y junto al campo, donde detrás de los arbustos, hay unas zarzas que cada año se llenan de moras. Moras rojas, que cuando se vuelven negras tintan muchísimo las manos, pero están riquísimas. Hay que recogerlas, antes de que se las coman el campo de alas. Pájaros. Los frutos del bosque no se le resisten a ningún mirlo o pinzón.