España y el mundo, ambos en el medievo del siglo XXI (presuntamente)

Presuntamente, políticos, banqueros, empresarios, famosillos,monarquías enteras, los nacidos con un pan bajo el brazo, y demás privilegiados, se reparten el pastel. De por medio, presuntamente, escándalos protagonizados por algunos que se hacen llamar religiosos. Y en lo más bajo, presuntamente, recibiendo sus azotes y  pagando ese pastel con el diezmo a un TAE del tropecientos por cien mil; gran parte del pueblo, sin comerlo ni beberlo. Al más puro estilo medieval, y para completar el retrato de clases, de  manos negras y de pucherazos: el plebeyo, presuntamente, más veces por la ambición que por ignorancia, aspiraba a ser marqués. Y negaba la evidencia, y ansiaba tan profundamente, que cerraba los ojos para no reconocer que se estaba metiendo en fiducias.

Presuntamente: dinero a espuertas, declarado y no declarado. Unos lo niegan, otros no tienen más remedio que confesar. Presuntamente: regalos, pagas extra, caprichos, comisiones, monumentos o construcciones tan faraónicas, viables y útiles como la avenida de esfinges de Yul Brynner.

Presuntamente, España da risa, una vez más, antes los ojos del extranjero. Y presuntamente, al contrario que muchos que callan, ésta lanza sus problemas gritándolos a bombo y platillo. Presuntamente, informar y pregonar para destapar el escándalo, culpar y conseguir que se le ponga remedio. Y presuntamente por otro lado, ponerlo en bandeja para que otros aprovechen para cebarse en ello. Contradictorio, sí.

Mientras tanto, presuntamente, algunos aprenden el típico refrán de »aquí no se atan los perros con longanizas» y deciden abrir los ojos a otros, confesando que ese coche nuevo no era suyo, o que estaba más hipotecado que un banco burbujero. Otros, presuntamente, esos que desde otras partes del mundo, aprovechan para cebarse, meten de paso bien metido el dedo en la yaga, para rematar,  en un intento de despistar y alejar las miradas que antes se dirigían a ellos. Sí, en todos lados cuecen habas, y si no son habas son alubias, o cualquier bicho.

Y una vez más, presuntamente desafortunadamente, la historia del mundo se repite, con otras ropas, pero sin contar nada nuevo.

Agradecimientos: Al hombre que añadió un presuntamente a las palabras de la señora junto al portal de su casa.